El calor y la luz directa dañan los aceites esenciales de tu perfume, haciendo que pierda intensidad y se degrade más rápido. Lo mejor es guardarlos en un lugar fresco y oscuro.
El baño no es el mejor lugar para tus perfumes. La humedad constante puede alterar su composición y acortar su duración.
Un perfume no es como un cóctel. Agitarlo hace que entre aire en la mezcla y eso acelera su oxidación.
Muñecas, cuello, detrás de las orejas y parte interna de los codos: esos lugares desprenden más calor y ayudan a que tu fragancia proyecte mejor.
Al frotar, rompés las moléculas aromáticas y el perfume pierde intensidad. Solo aplicá y dejá que se asiente.
Si tu piel está seca, el perfume se evapora más rápido. Usar crema neutra antes de aplicar hará que dure más tiempo.
Mantené siempre bien cerrado tu perfume para evitar que se evapore o se oxide con el aire.
Si usás siempre el mismo perfume, tu nariz puede acostumbrarse y dejar de percibirlo con la misma intensidad. Alternar te ayuda a disfrutar más cada aroma.